El municipio de Blanes, en la comarca de la Selva, se encuentra situado a la izquierda de la desembocadura del río Tordera y es el extremo meridional de la Costa Brava.

Presenta un paisaje costero diverso con 4 kilómetros de playas (Treumal, Sant Francesc, Santa Anna, Blanes, S'Abanell) y también acantilados rocosos.

Como elementos arquitectónicos destacables cabe reseñar la iglesia de Santa Maria de Blanes, un edificio gótico construido entre finales del siglo XIV y principios del XV que formaba un conjunto con el Palacio de los Vizcondes de Cabrera, y el Castillo de Sant Joan de Blanes, edificado en el siglo XIII al que posteriormente se añadió durante el siglo XVI una torre vigía -por los ataques de los piratas- que actualmente dibuja la silueta característica de Blanes.

También destacan sus dos jardines botánicos, el Jardín Botánico Marimurtra y el Jardín Botánico de Pinya Rosa.

Las primeras trazas históricas de la ciudad son de un poblado ibero que se habría establecido en el sur de la montaña de Sant Joan hacia el siglo III aC. Durante la romanización la población recibió el nombre de Blanda o Blandae que ha derivado hacia la actual toponimia.
De la época feudal existe la referencia del Castillo de Blanes o Forcadell en un documento del vizconde Sunifred de Girona, en el año 1002. Este castillo pasó a manos de los Cabrera a mediados del siglo XI y las siguientes generaciones hicieron nuevas construcciones alrededor del castillo, edificando el palacio de los vizcondes, la nueva isglesia parroquial, rehaciendo la muralla, abriendo nuevos portales y calles, la fuente gótica de la calle Ample y el hospital de pobres de Sant Jaume (1423).

El puerto de Blanes fué ganando relevancia històrica gracies a su situación, de la que se tienen referencias históricas diversas, como el momento de acoger la flota cristiana en su primera expedición pisanocatalana para conquistar las Illes Balears en el año 1113.

Durante el siglo XVIII las atarazanas de Blanes vivieron su mejor momento, lo que hizo que, junto con todos los avances técnicos de la época, la villa consiguiese un fuerte crecimiento, hasta finales de siglo cuando la situación empeoró.

Durante las últimas noches de julio se puede disfrutar en Blanes del Concurso de fuegos artificiales de la Costa Brava, que este año llega a la 38a edición.